9 de octubre de 2020

El Ruido Verde

El vínculo sentimental de Sergei Vasilievich Rajmaninov (1873-1943) con su tierra rusa fue notable. Indudablemente, uno de los rusos que más sufrió vivir lejos de su terruño. Para todo el pueblo ruso la naturaleza representa mucho más que solo algo bello, de admiración y disfrute, sino que llega a niveles místicos. Rajmaninov, músico con tres habilidades muy desarrolladas —pianista virtuoso, compositor y director orquestal— nos legó un número reducido de obras. Sus conciertos piano y orquesta n. 2 (1900) y n. 3 (1909), la Rapsodia sobre un tema de Paganini (1935), sus Sinfonías n. 2 (1907) y n. 3 (1937), las Danzas Sinfónicas (1942), y sus estudios y preludios para piano solo, son interpretadas con enorme frecuencia, sin embargo, hay otro grupo de obras ligadas al mundo vocal y sinfónico–coral que en los países eslavos son repertorio distinguido. Me refiero a la Liturgia de Juan Crisóstomo (1911) y las Vísperas (1915), sus ciclos de romanzas (voz y piano), la cantata Las Campanas (1928) y la obra que nos concierne en esta entrada: la Cantata Primavera op. 20 (1901).

«El Ruido Verde» – Arkadi Aleksandrovich Rylov (1904)

Tras el enorme esfuerzo de componer una sinfonía digna de la línea de su admirado Piotr Ilich Chaikovsky, y con el fracaso rotundo del estreno de la Sinfonía en re menor opus 13 (1895), según se explica, con muy desafortunada dirección de Alexander Glazunov en 1897, Sergei Vasilievich dejó de componer durante cuatro años cualquier obra ligada con la orquesta sinfónica. El trauma al cual se enfrentó Rajmaninov fue profundo, sin embargo, ocurrirá con él un fenómeno único en la música. Después de ese receso obligado, Rajmaninov retoma la composición como un artista totalmente maduro, un compositor ahora con un estilo personal, que desde el opus 18 será reconocido en todo el mundo. Esta nueva etapa se distingue por una orquestación brillante y bien balanceada, y el profundo contenido de sus obras.

Según palabras del poeta ruso Nikolai Nekrasov (1821-1877): “El pueblo llama al despertar de la primavera el Ruido Verde”. Su poema Ruido Verde (Zelionyi Shum , 1862) es la base de la Cantata “Primavera” op. 20. Es sorprendente cómo esta expresión Zelionyi Shum activa todos los sentidos: se ve, se escucha, evoca el aroma y con ayuda de la música, hasta el movimiento del agua, las hojas y el paso del viento.

He aquí la traducción del poema de Nekrasov, realizado especialmente para esta publicación por mi amiga y pianista Svetlana Kótova:

Viene – resuena el Ruido Verde.
el Ruido Verde, el ruido de primavera!

Jugando, de repente
se pone a danzar el viento en las alturas:
Mece los alisos,
levanta el polen de las flores,
como nube, – todo es verde,
y el aire, y el agua!

Viene – resuena el Ruido Verde,
el Ruido Verde, el ruido de primavera!

Es muy humilde mi esposita
Natalia Patrikeevna,
no haría daño a una mosca.
Pero nos ha ocurrido una desgracia,
cuando pasaba yo el verano en Petersburgo…
Ella solita confesó, zonza,
(que le salga una verruga en la lengua!)*

En una choza yo y la traidora
en invierno quedamos encerrados,
En mis ojos severos

Mira y calla mi mujer.
Yo callo… pero la idea terrible
me atormenta:
matarla me da pena,
aguantarla no tengo fuerzas!
Y ahora el inverno desgreñado
gime día y noche:
“Mátala, mata la traidora!
Al maldito haz pagar!
Si no, sufrirás por cien años,
no tendrás paz ni de día, ni de noche.
(Los vecinos escupirán
en tus ojos desvergonzados!)” *
Al canto de la tormenta invernal
se fortalecía mi grave pensar –
preparé un cuchillo afilado…
Pero se acercó sigilosa la primavera…

Viene – resuena el Ruido Verde
el Ruido Verde, el ruido de primavera!

Como bañados en leche
se levantan los jardines de cerezos,
haciendo un ruido suave,
acariciados por el solcito templado,
hacen ruido los alegres
bosques de pinos,
y al lado, vestidos en nuevo verdor,
tímidamente balbucean
el tilo de hojas pálidas
y el abedul blanco
de trenzas verdes!
Hace ruido la hierba pequeñita,
hace ruido el arce robusto…
hacen ruido nuevo,
nuevo, primaveral…

Viene – resuena el Ruido Verde
el Ruido Verde, el ruido de primavera!

Se debilita mi pensar grave,
se cae el cuchillo de mis manos,
y escucho siempre la canción –
siempre la misma – en el bosque, en el prado:
“Ama, mientras se ama,
aguanta, mientras se aguanta,
perdona, mientras se perdona,
y Dios será tu juez!”

*versos excluidos en la cantata (aun siendo expresiones populares, típicas del estilo de la vida campesina que Nekrasov busca reflejar, en el contexto de esta música Rajmaninov prefirió omitirlos).

El poema de Nekrasov, siguiendo modelos del canto campesino, utiliza el estribillo como elemento unificador (resaltado en verde oscuro). Vemos una división en dos planos: el elemento paisajista (coro y orquesta), y el relato o confesión del campesino sobre el engaño de su mujer (barítono y orquesta). La obra no solo hace alusión a la primavera, sino también al invierno, justamente cuando aparecen los pensamientos oscuros de la venganza. Nekrasov muestra como por efecto de la belleza primaveral en el alma del hombre triunfan los sentimientos de compasión y perdón. Sin duda un buen ejemplo de lírica filosófica. Revisemos ahora algunos aspectos de la partitura. El primer motivo lo denomino “Llamado de la Primavera”. Son entonaciones ascendentes de tercera y cuartas en fagotes, cellos y contrabajos. Junto con el trémolo de las violas y discretas réplicas de los timpani ya evocan al Ruido Verde:

El siguiente tema podría denominarlo la “Belleza Primaveral”. Un movimiento de sinuosos tresillos, algo vacilantes, escurridizos y seductores, nos tratan de transmitir algo sobre las bondades de la primavera:


Pasado el estribillo, entramos a la primera descripción del bosque en primavera. Escucharemos momentos estelares en la pintura con música. El mecer de los árboles:

El viento que arremolina el polen de las flores:

El relato del engaño a cargo del barítono solo, incluye nuevos temas. En primer lugar un doloroso tema en el corno inglés, que como pueden notar, es un híbrido entre los temas de Llamado de la Primavera y Belleza de la Primavera. El timbre del corno inglés le da un aire lamentoso. Creo que es clave para entender el carácter de esta melodía los versos:

“Pero nos ha ocurrido una desgracia, cuando pasaba yo el verano en Peterburgo...”

De aquí se desprende que el protagonista siente dolor por el engaño y hasta compasión:

El tema de la “Idea Terrible” (asesinato) lo introducen los cellos y contrabajos, de piano a fortissimo y con acentos y en ritmo de marcha:

El gemido invernal (excelente efecto logrado con el coro con bocca chiusa, o más frecuentemente en la vocal “O”) insinúa en terceras menores descendentes, lo que el solista repetirá inmediatamente que:

“¡Mátala, mata la traidora! ¡Al maldito haz pagar!”

Caracterizándose la escritura de Rajmaninov por ser en oleadas, podemos decidir que este episodio coincide con la primera gran culminación. Se iniciará ahora el segundo episodio descriptivo de la naturaleza y su influencia positiva en el alma del hombre. Menciona Nekrasov a los cerezos y los pinos; al tilo, el abedul y el arce; todos en sus mejores galas. El tempo irá acelerando, llegando a una excitación y regocijo de Natura. Un allegro con fuoco (también marcha, aunque esta vez positiva) coincide con la segunda gran culminación (recordemos que la primera estuvo ligada al Invierno, esta será a la Primavera). Así como toda la naturaleza, todos los instrumentos (excepto el arpa) intervienen en este momento estelar:

La utilización del arpa y una hermosa melodía en los cornos nos lleva a la fase final de la cantata. El triunfo de la Primavera sobre la “Idea Terrible” (que suena ahora fragmentada y debilitada). Llega el momento moralizante, el mensaje final de Nekrasov y Rajmaninov. Primero a cargo del solista e inmediatamente repetida en forma de canon por el coro (según mi visión como respuesta de total armonía hombre–naturaleza) y que conduce a la tercera y final culminación, en esta oportunidad, una culminación lírica:

“Ama, mientras se ama, aguanta, mientras se aguanta, perdona, mientras se perdona, y Dios será tu juez!”

He aquí el inicio de la melodía del barítono en la moraleja:

Y aquello que la naturaleza insinuaba desde el inicio de la cantata (remarco las notas claves):

En vista de lo descriptiva de esta música, son muy pocas las interpretaciones que considero cubren todos los detalles. Una de las más afortunadas me parece la de Evgeni Kolovov y la Orquesta y Coro “Nueva Opera” de Moscú, que a continuación dejo para su audición completa (duración 16 minutos)

1 comentario:

  1. Buenísimo Carlos!...felicidades!...me encanta la poesía que usa Rachmaninov en sus romances...ya te platicaré de las traducciones que hago de estos poetas fabulosos!! Teresitochka;)

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