25 de febrero de 2013

La Entonación Grieg




A todos nos ha pasado, que al escuchar una obra musical nos parece reconocer el compositor, o incluso a cuál época o país pertenece. Hay sin duda algunos más característicos que otros, por ejemplo, es difícil no reconocer la música de Bach o de Mozart, también la de Chaikovsky o de Wagner. Con respecto al periodo histórico podrá ser más o menos complicado establecer estas conclusiones, pero no cabe duda que, por ejemplo, la época del romanticismo y el nacionalismo nos abrieron el mundo íntimo de muchos compositores y el colorido particular de muchos países y sus culturas.

Los compositores escandinavos de finales del XIX y el XX tienen un sello, un no se qué, que siempre nos cautiva. Es música de un aroma y una atmósfera muy particular. Esto sucede por la paleta orquestal que prefieren, ciertos giros armónicos y lo que llamamos en análisis de formas, las “entonaciones” (pueden ser incluso, tres o cuatro notas) que caracterizan a un compositor o a veces al lenguaje de toda una nación. Por eso la música eslava tiene su sello, así como la española o la latinoamericana, por dar solo tres ejemplos.

El caso que me detiene es muy particular. El compositor noruego
Edvard Grieg (1843 – 1907) es mundialmente famoso principalmente por un grupo de obras bastante reducido, en comparación con todo su legado musical. Repertorio obligado de orquestas y solistas son su Concierto para Piano en la menor, las suites de Peer Gynt, la Suite Holberg, las Danzas Sinfónicas, la Sonata para Cello en la menor y un puñado de sus Piezas Liricas para piano. Sin embargo, basta con familiarizarse bien con algunas de estas obras para quedar marcados por el lenguaje de Grieg. ¿A qué se debe esto? En sus obras orquestales el colorido es muy particular, no busca nunca una suntuosidad tipo Wagner, sino más bien la economía, aun cuando utilice una plantilla orquestal grande. Otra razón son sus armonías. Los acordes de novenas son sus disonancias favoritas y finalmente, pero no menos importante, su melodismo. Es sobre esta última característica que me referiré en los próximos párrafos y la titulo “La Entonación Grieg”.

El punto de partida lo tenemos naturalmente en su muy famoso
Concierto para Piano en la menor op. 16 (1868). Escuchemos los compases iniciales:


Son esos tres grandiosos acordes iniciales y la melodía que nos sugiere (La, Sol sostenido, Mi) que presenta el piano en movimiento descendente, que consideraré la rúbrica melódica del compositor. A continuación les mostraré algunas de los muchos momentos donde esta entonación está jugando un papel siempre fundamental. Llama la atención que casi siempre es la cabeza de temas y además no se limita a un solo carácter, sino que tiene muchos rostros. Por ejemplo, en la Sonata para Piano en mi menor op. 7 (1865,1867) nos la ofrece en el segundo movimiento en un aire muy diferente:


Y en el IV movimiento:



A veces encontraremos la entonación claramente citada, como en la Melodía Popular del op. 12 n.5:


o en la Elegía del op. 38:


En otras estará ligeramente decorada, como en el caso de la Melodía del op. 47:


o en su op. 65 "De los años de Juventud":


En su segunda Danzas Sinfónicas op. 64 (Allegretto grazioso) la encontraremos en la sección central:

Y en el inicio de la tercera Danza Sinfónica op. 64 (Allegro giocoso):

Quizás inadvertida ha pasado, para muchos oyentes, en la
Suite N 1 de Peer Gynt – Danza de Anitra:


o en la Suite N 2 de Peer Gynt – La Canción de Solveig:


Especialmente interesante me parece su op. 54. Nos han quedado dos versiones: la original como Libro V de las Piezas Líricas para piano (1891) y la orquestación (1905) de cuatro de las seis piezas originales.

En cinco de las seis piezas de la versión para piano encontraremos la “Entonación Grieg”. Solo en la última, una de las obras más curiosas y originales del repertorio pianístico del compositor, no estará presente (escrita solo con intervalos de quintas, y con uso particular del pedal derecho del piano para lograr el efecto de campanas). Observaremos en qué forma aparecen:


En la "Marcha Noruega", op. 54 n. 2:


En la "Marcha de los Enanos", op. 54 n. 3:


En el "Scherzo" op. 54 n. 5:


Escuchemos el Nocturno del op. 54 n. 5 en la versión orquestada. Suena sublime la evocación del inicio apoteósico del Concierto para Piano ahora en una atmósfera nocturna, no libre de pasión y por momentos hasta impresionista:

Especialmente interesante me parece su op. 54. Nos han quedado dos versiones: la original como Libro V de las Piezas Líricas para piano (1891) y la orquestación (1905) de cuatro de las seis piezas originales.
En cinco de las seis piezas de la versión para piano encontraremos la “Entonación Grieg”. Solo en la última, una de las obras más curiosas y originales del repertorio pianístico del compositor, no estará presente (escrita solo con intervalos de quintas, y con uso particular del pedal derecho del piano para lograr el efecto de campanas). Observaremos en qué forma aparecen:
En la "Marcha Noruega", op. 54 n. 2:
En la "Marcha de los Enanos", op. 54 n. 3:
En el "Scherzo" op. 54 n. 5:
Escuchemos el Nocturno del op. 54 n. 5 en la versión orquestada. Suena sublime la evocación del inicio apoteósico del Concierto para Piano ahora en una atmósfera nocturna, no libre de pasión y por momentos hasta impresionista:
Para finalizar, en las Piezas Líricas para piano opus 57, libro VI, incluye una titulada “Nostalgia del Hogar”. Allí aparece la “Entonación Grieg” no al inicio, sino algo más adelante, pero sin duda en el instante apropiado y el compositor se esmera en destacarlo:
Intérpretes:

Grieg: Concierto para piano - Aleksei Lugansky

Grieg: Sonata para piano en mi menor - Mixail Pletnev

Grieg: Piezas Líricas - Mixail Pletnev

2 comentarios:

  1. Hola, te hago una pregunta, ¿cual es el op. de la obra para piano que mencionas que está compuesta en base a intervalos de quinta? La estoy buscando pero son tantas las piezas líricas para piano que estoy desorientado,
    Gracias (muy bueno el informe)

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    Respuestas
    1. Gracias por seguir Entre Notas. La obra de las quintas es la última del op. 54

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